Francisco Garfias.
A la CNTE solo le queda la calle para dar la batalla contra la Reforma Educativa que, entre otras cosas, arrebata a la cúpula sindical el manejo de recursos; prohíbe venta y herencia de plazas; y exige la evaluación a los maestros.
El magisterio disidente no solo perdió en la Suprema Corte la batalla legal contra la famosa evaluación, sino que cada día tiene menor apoyo popular.
Una reciente encuesta Beltrán, Juárez y Asociados (BGC) da cuenta de que 76 por ciento de los consultados está de acuerdo con la resolución de la Corte que rechaza las 26 demandas de amparo interpuestas por los disidentes.
No se sorprenda, pues, si el magisterio disidente endurece sus acciones en las próximas semanas y regresan los actos de vandalismo en las calles, o los intentos de ocupar aeropuertos o bloquear carreteras.
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La Reforma Educativa que combaten los disidentes exige la evaluación para el ingreso y la promoción de maestros que tienen en sus manos algo tan delicado como el aprendizaje niñez.
Suprime también el sistema de premios a maestros que participen en las movilizaciones y castigos a los que no se sometan a los lineamientos del sindicato.
Lo anterior está confirmado en documentos de inteligencia que describen el funcionamiento de la CNTE.
Destaca, por ejemplo, que el origen de un nombramiento se encuentra sujeto al valor de lo que el interesado aporta a la organización.
Pero también a su capacidad subordinación y obediencia, sin detrimento de posibles aportaciones en especie.
“El acoso sexual no es mal visto”, leemos en el documento.
Que agrega:
“Las denuncias presentadas por los padres de familia o autoridades locales, por faltas de asistencia del trabajador a la escuela y otras faltas, son ignorados frente al valor que tiene la participación en las movilizaciones”.
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Hace poco publicamos en la columna Arsenal de Excélsior otro documento oficial que habla sobre el control que ha ejercido la numerosa Sección 22 de la CNTE –más de 80 mil afiliados– sobre las autoridades educativas de Oaxaca.
Este control se ha convertido en el principal obstáculo para la aplicación de Reforma Educativa en ese estado que, junto con Michoacán, no pudo evaluar a los maestros en tiempo y forma.
La historia de la entrega de la educación en Oaxaca a la CNTE es la siguiente:
En Mayo de 1992, el priista Heladio Ramírez, entonces gobernador de la entidad, emitió el Decreto 2 por el que se dio existencia al IEEPO.
En diciembre de ese mismo año, el mandatario cedió a la Sección 22, la autoridad en materia educativa.
La CNTE no lo desaprovechó y se apoderó del mayor número de puestos en el citado instituto.
Desde hace 23 años, la cúpula sección 22 de la CNTE maneja a su antojo el IEEPO.
Para muestra la circular que el sindicato disidente emitió el pasado 17 de junio del 2015, con la instrucción al IEEPO de no participar en el proceso de evaluación del INEE.
En otras palabras: el sindicato le dio órdenes a la instancia del gobierno estatal de no acatar la Constitución.
“Se aprovecha la circular para insistir en una mentira que ha caracterizado a la Sección 22: que la evaluación será punitiva y somete al despido de los trabajadores”, señala el documento.
Y no hablemos de los resolutivos de la Asamblea de la Sección 22 de la CNTE celebrada en Oaxaca el 11 de junio pasado.
El acta de esa asamblea, firmada por el mismísimo Rubén Núñez Ginés, dirigente sindical, establece claramente que es el sindicato –y no la autoridad– quien dispone quienes cobran y quienes no.
“Sin obediencia a la cúpula de la Sección 22 no hay cheque. Esa es la razón por la cual los pagos se hacen en cheque en vez de trasferencia electrónica”, destaca el citado documento.
Pero hay mucho más. El acuerdo 21 de la asamblea reivindica el planteamiento de apoyar la asignación automática de plazas a los egresados de las normales.
El acuerdo 22 evidencia el poder de sindicato para nombrar directores de escuela a quienes comulgan con su nombramiento y remover a los que no.
¿Y el gobierno de Gabino Cué? Bien gracias…
FIN
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